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Entre las obras se encuentran: 1. Los huesos al sol I, cerámica, vidrio, acero y sistema luminico, 39”x 30” x
12”, 2019
2. Mil setecientos cuarenta y dos momentos contigo, cerámica sobre acero
28” diametro x 5”, 2014
3. Ritual I , cerámica y acero, 56” x 8”x 10”, 2018
4. Ritual II , cerámica y acero 24” x 5”x 7”, 2018
5. Las sobras, cerámica y acero, 45” x 40”x 4”, 2016
6. Los huesos al sol II, cerámica, acero y vidrio, 48” x 41”x 9”, 2019
7. Las flores de concreto I-IX, concreto, cerámica y acero, medidas variables , 2019
8. Rastros de edificación innecesaria I-IV, concreto, cerámica y acero,
medidas variables, 2019 |
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Los elementos con los que juega el artista Pablo Santiago Romera en la exposición Los huesos al sol: planos de transición— son la cerámica, el concreto y el acero que recuerdan, en alguna medida, la arquitectura brutalista (neo-brutalista) en la que los materiales ‘en crudo’ quedan expuestos. Este movimiento de mediados del siglo pasado
planteaba que al desvelar los materiales de los que estaban hechos los edificios se asumía una visión utópica y ética realista con las cuales se criticaba las superficies pulidas y de apariencia mecánicamente perfecta de estilos como el modernista. sus piezas son imágenes que asumen metáfora del desgaste y la erosión: el sol y los huesos, los huesos al sol… La superficie no solo está cruda sino expuesta a la intemperie y por ello se lee como piel desgastada, rota y desgarrada por el hueso que se expone al sol. Sol que seca y blanquea al hueso. Huesos que a su vez se desgastan al exponerse. El artista propone que este deterioro es producto del “estancamiento y saqueo político” que nos ha marcado y nos sigue marcando. Estas marcas sobre la piel de las obras, evidencia del deterioro, sugieren una visión distópica y una ética del abandono que se expresa en la frase “ya no hay nada que hacer” |
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